Este lema nos permitirá trabajar la urgencia de vivir tendiendo puentes, reparando y construyendo un mundo más fraterno, desde la solidaridad con los más vulnerables y descartados de nuestro mundo para recuperar lo propio de nuestra condición: la humanidad.
Escuchando los latidos que salen del Corazón traspasado de Jesús queremos responder solidariamente desde lo más cercano, “fraterno”, hacia lo que pueda estar mundialmente más lejos de nosotros. Este mundo que clama “humanidad”. En este sentido, todo lugar donde vivimos, trabajamos y nos relacionamos está llamado a ser un lugar donde se respire empatía, aceptación, acogida fraterna más allá de las creencias, opiniones, y opciones.
Nuestro entorno actual cercano y lejano gime y clama por justicia y paz, y no podemos pasar indiferentes o dando la espalda a los dolores del prójimo, los dolores de la humanidad. Necesitamos hacer sentir al otro/a, con nuestro actuar, que “está en casa”. Una casa donde aprendamos a escuchar el sufrimiento del otro y actuemos solidariamente, uniéndonos a otros, caminando juntos, para hacer de esta casa, una casa de todos y para todos.
El “MÁS” del Lema, hace énfasis en el Magis Ignaciano; ese impulso a lo mayor, lo mejor, en nuestro modo de amar y servir. El “MÁS” está marcado por la dinámica de no acomodarse en lo ya conocido o conseguido, sino buscar vivir con intensidad y dar el máximo de uno/a mismo/a en la consolidación de la humanidad como característica de nuestras relaciones y modos de estar en el mundo.
1.- Componer: Momento para reconocer a Jesús en el rostro y la voz de los demás, sobre todo en aquellos que claman por más humanidad. Mirar la grandeza sagrada del prójimo, que sabe descubrir a Dios en lo pequeño y lo sencillo.
2.- Interpretar: Momento para ver con humildad y claridad nuestras actitudes de solidaridad y fraternidad con el prójimo. Identificar aquellas acciones, gestos, palabras en los que se ha vivido estos valores.
3.- “Sinfonizar”: Juntos, momento para optar y comprometerse, personal y/o grupal/comunitariamente, por la fraternidad y solidaridad con nuestros hermanos y hermanas. Abrir el corazón para buscar la felicidad de los demás. Empeñarse por el bien común, por el bien de todos y cada uno; para que todos seamos verdaderamente responsables de todos; para hacer un mundo más humano.
Escuchemos la sinfonía…
Prepara tu espacio, ponte en una postura cómoda… respira con suavidad… calma tu cuerpo… haz silencio… y, en la presencia del Señor, comencemos…
Escribe lo que sale de tu corazón.
Componer:
★ ¿En qué rostros y/o voces he reconocido a Jesús?
★ ¿Quiénes me ayudan a descubrir a Dios en lo pequeño y sencillo?
Interpretar:
★ ¿Cuáles han sido mis acciones fraternas, solidarias con el prójimo?
★ ¿Qué palabras, gestos, míos han transmitido humanidad?
“Sinfonizar” juntos
★ ¿Cómo puedo colaborar para “hacer que todos los que nos rodean pasen la vida feliz”?
★ ¿Qué puedo hacer para que este mundo sea cada día más humano?